Por: Bárbara Fortes Moya
Yoile Hernández Núñez y Jesús José Roque Corzo celebran este 14 de febrero, Día de los enamorados o Día de San Valentín junto a su linda familia, en un hogar sencillo donde se respira felicidad.
La historia de amor de esta pareja comenzó hace dos décadas. Al paso de los años, se unen dos hijos del matrimonio anterior de él, tres nietos y una hija en común de 18 años, que estudia Ingeniería Hidráulica.
Él se desempeña como especialista de segundo grado en Cardiología, en el Hospital General Docente Mártires del 9 de Abril de Sagua la Grande. Propio de un buen doctor conoce muy bien como cuidar los corazones, no solo con tratamiento médico sino con cariño y amor, que en muchos casos resultan la medicina más efectiva.
Amante ferviente de la caza deportiva, la practica en su tiempo de ocio y junto a la medicina y al amor a su esposa, constituyen sus grandes pasiones.
Ella, especialista en Medicina General Integral, atiende el consultorio 19 en la comunidad de Caguagua. Atenta, cariñosa y muy profesional, sabe que el afecto y buen trato a los pacientes es clave.
Los principios de estudiar y trabajar para ser hombres de bien, son premisas que la pareja ha mantenido, y sus retoños siguen estos preceptos, convirtiéndose en orgullo de sus progenitores.



Roque opina que al elegir los regalos prefiere algo útil y duradero, mientras Yoile, enamorada de las las flores afirma que son un buen regalo, dan el “toque”», aunque algunas personas consideren que es poco duradero.
El amor de los padres, nos acompaña en cada momento; y el de un amigo, que nos extiende su mano cuando mas la necesitamos o nos ofrece un abrazo con inmenso afecto, expresan emocionados.
La pareja que integran Roque y Yoile, seguirán celebrando el Día de los enamorados como una tradición que engrandece el espíritu y los sentimientos de pareja, esa relación construida con sinceridad, respeto y amor.
Surgimiento y tradiciones de la celebración del Día de San Valentín
El 14 de febrero de 494 el primer día oficial de San Valentín, la festividad incluida en el calendario litúrgico tradicional fue celebrada por la Iglesia católica en los siguientes 15 siglos. Pero en 1969, bajo el pontificado de Pablo IV y después del Concilio Vaticano II, se eliminó del calendario y pasó a ser una fecha con Santo pero sin celebración.
Una tradición en todo el mundo, incluso en países de minoría católica, y además en un gran negocio que las empresas no dejarían escapar. Con la industrialización, la fecha devino un negocio por la producción en cadena de tarjetas de felicitación, uno de los regalos más frecuentes para este día.
Los enamorados celebrarán hoy en muchos países del mundo, cada cual a su modo. En Japón se acercan al monte Fuji para tocar tres veces la Campana del Amor, mientras pronuncian el nombre de su pareja. De esta manera creen que su relación será más sólida y duradera.
En Latinoamérica esta fecha se celebra en grande. En Brasil, por ejemplo, se adornan las calles. Los mexicanos, argentinos y chilenos son los de más detalles, con la entrega de globos, bombones, cartas de amor y lencería.
En Corea, las muchachas regalan chocolates a los novios, amigos o compañeros de trabajo, y un mes después ellos responden al regalo con algún detalle. Mientras en Gran Bretaña los niños participan de la celebración. Dedican canciones de amor a las parejas, y estas les retribuyen con dulces, regalos o dinero.
En Dinamarca se entregan, a la persona más querida, flores blancas prensadas, que simulan copos de nieve. También los hombres envían cartas graciosas a las mujeres, sin más firmas de identidad que un punto por cada letra que lleva su nombre. Si aquella que recibe la carta acierta quién fue su «Valentín», él la recompensa con un huevo de Pascua.
El amor —pensaba José Martí— es la adhesión ardorosa e incondicional que un individuo de un sexo siente respecto a un individuo de otro.