No debe de haber sido un proceso f谩cil la creaci贸n del primer Partido Comunista de Cuba en agosto de 1925. Y no solo por la audacia de constituirlo cuando el s谩trapa de turno amenazaba con castigar duramente cualquier destello de idea grande. Fue necesario crecer en pensamiento, en instrucci贸n, en conciencia de clase.
El Marxismo naci贸 en el debate. En Cuba no fue la excepci贸n. Hubo pol茅micas, rompimientos, y la necesidad de anudar la congregaci贸n otra vez. Carlos Bali帽o y Jos茅 Miguel P茅rez (El Isle帽o), por ejemplo, pertenecieron a la Agrupaci贸n Socialista de La Habana, adscrita a la II Internacional cuya dirigencia, en el umbral de la Guerra Grande, vot贸 los presupuestos de guerra de sus respectivos pa铆ses, en contraposici贸n al internacionalismo obrero.
Primero sobrevino la separaci贸n de aquella organizaci贸n mundial que se apartaba de su objetivo fundacional: la revoluci贸n. Luego ser铆a la ruptura con la propia Agrupaci贸n Socialista de La Habana. El triunfo bolchevique en Rusia ejerci贸 una influencia decisiva, independientemente de la dura prueba para consolidarse, y de las inevitables diferencias de los propios revolucionarios.
Resulta curioso que en Cuba se editara la Revista Espartaco, que a lo mejor guardaba alguna conexi贸n con la famosa Liga Espartaquista de los comunistas alemanes. En ella militaba Rosa Luxemburgo, asesinada por la reacci贸n, lanzada alevosamente en un canal de Berl铆n, que critic贸 la l铆nea de acci贸n leninista, aunque reconoci贸 la decisi贸n de los bolcheviques de hacer la revoluci贸n.
El Congreso de las Agrupaciones Comunistas los d铆as 16 y 17 de agosto de 1925, dej贸 constituido al Partido. El protagonismo de Carlos Bali帽o y de Julio Antonio Mella, guarda un simbolismo enorme. Otra vez la vieja guardia abrazaba a los pinos nuevos, con la misma inspiraci贸n de Mart铆. Y los nombres de Alejandro Barreiro, de Venancio Rodr铆guez, de Miguel Vald茅s, de Emilio Rodr铆guez, aparecen unidos a otros como Yoshka Grinberg, Fabio Grobart y F茅lix Gurbich, en esa m谩gica sed de mundo de la libertad.
Era casi un dogma de aquel tiempo que el secretario general del Partido Comunista deb铆a ser un obrero. Jos茅 Miguel P茅rez (El Isle帽o) era maestro. Cumpl铆a el requisito. Solamente unos d铆as despu茅s, el r茅gimen machadista lo deport贸 a Canarias, donde morir铆a fusilado por los franquistas en septiembre de 1936.
Bali帽o falleci贸 v铆ctima de c谩ncer en junio de 1926. En noviembre de ese propio a帽o, Mella ser铆a expulsado de la Universidad de La Habana, y acusado falsamente de colocar una bomba en el teatro Payret. El Partido Comunista jam谩s comparti贸 la huelga de hambre como m茅todo de lucha, y sancion贸 al l铆der querido, asesinado en enero de 1929 en una calle mexicana por sicarios machadistas.
Otros nombres llegaron luego a proseguir las batallas: Rub茅n Mart铆nez Villena, Carlos Rafael Rodr铆guez, Juan Marinello, Jes煤s Men茅ndez, Blas Roca. Acontecieron alianzas nuevas, triunfos, tambi茅n errores que el stalinismo indujo fuera de las fronteras sovi茅ticas. Pero la siembra de agosto de 1925 no se apag贸 en los surcos de la historia, para que vivan por siempre en el archipi茅lago rebelde del Caribe el m谩s hermoso sue帽o de la emancipaci贸n humana, y la convicci贸n de que la felicidad est谩 en la lucha.
Tomado de Radio Rebelde https://www.radiorebelde.cu/el-primer-partido-comunista-de-cuba-no-se-apaga-la-siembra-en-los-surcos-de-la-historia-16082023/