sábado, mayo 10, 2025
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La patria en el corazón de Albarrán


✍️ Por: Bárbara Fortes Moya

Haber pasado casi todos los años de su existencia en otro país, no minimizó el amor de Joaquín Albarrán por su tierra natal. Visitó la Isla en dos ocasiones. La primera visita sucedió el domingo 20 de septiembre de 1885. El pueblo de Sagua la Grande recibió a su hijo predilecto, el que regresaba triunfante y se le organizó una gran fiesta en el Casino Español, allí brindaron por él los eminentes doctores Bonet, Planas, Rodríguez y Figueroa, entre otros.

Al día siguiente, se celebró una velada literaria-musical en el Casino de Artesanos, sobrecogido por los elogios, expresó: “Las canas aplaudiendo a un imberbe son un bálsamo a mi corazón y un estímulo a mi inteligencia” .

La segunda visita fue en 1890. Albarrán, a sus 30 años, volvió a disfrutar de un acogedor recibimiento. Esta vez lo enaltecieron con la distinción de Hijo Predilecto. En el banquete que sus colegas le ofrecieron levantó la copa para decir: “Brindo, señores, porque se le den a Cuba los elementos que le faltan para su completo desarrollo científico y por el porvenir de la ciencia, que tendrá consigo el porvenir moral y material de la tierra en que nacimos”.

Albarrán era amante de su patria. Si alguien ofendía de palabra a Cuba, o menospreciaba a algún cubano valioso, estaba él presto para la defensa. Así ocurrió con cierto señor que pretendió mancillar la fama y gloria bien ganada del sabio cubano Carlos J. Finlay, a quien le querían arrebatar el mérito de haber descubierto el agente transmisor de la fiebre amarilla. Entonces salió en defensa de su compatriota y afrontó al señor con esta expresión: “¡Atrás, nada contra Cuba, nada contra los cubanos!”.

En relación a su ciudadanía francesa, el joven médico declaró a un semanario en 1890, como para despejar toda duda acerca de sus más profundas raíces: “Si los azares de la vida me han hecho adoptar por patria a la gran nación francesa, nunca olvido que soy cubano y siempre tenderán mis esfuerzos a hacerme digno de la patria en que nací” ; dicha frase se encuentra grabada en la estatua que en su honor erigieran los sagüeros en el parque de la ciudad.

Los hijos de esta tierra, orgullosos de que el eminente sabio Albarran naciera en La Villa del Undoso.

(Agradecimiento al Dr Raúl Villavicencio)

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