¿Que qué come el cubano? Bueno, en primer, lugar arroz y en segundo frijoles. Eso cualquier cubano te diría que es lo básico. Ya con qué los acompañas es otro asunto.
Pero, si se habla de una comida más ligera, rápida, que te saca de varios apuros, y que, a la vez, gusta mucho es, por excelencia, la pizza.
Que si nació en Italia, que si fue ahí que se perfeccionó. Varias son las teorías. Lo cierto es que a Cuba llegó la receta como otro resultado de la transculturación. Y como todo lo demás, la pizza, tomó nuestros matices y se sumó a la riqueza de nuestra cultura. Cuentan que fue en los años 60 que se expandió por toda la isla. Y que se coronó como reina de la comida rápida en las épocas de crisis económica.
Es por ello que la pizza se ajustó no solo al paladar del cubano si no a los recursos con que contaba. Al principio con poca albahaca y orégano (que era característico en las italianas), luego con ingredientes y técnicas del Caribe. Finalmente solo con puré, sal y queso, que es la pizza típica napolitana que más se consume por su precio.
Recetas hay miles, pero lo cierto es que la pizza cubana de toda la vida es de masa gruesa, esponjosa, con menor diámetro que muchas del mundo y, eso sí, se dobla la mitad, no hace falta plato, cuchillo ni tenedor.
En el mundo entero se celebra desde 2017 el día mundial de la pizza el 9 de febrero. Esto se debe a una historia singular: el presidente de Islandia preguntó en la red social Twitter si la pizza debía llevar ananá o no. El revuelo fue tal, y se volvió viral con tanta inmediatez que la UNESCO decidió que la pizza fuera Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, aprobado por el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, y bajo el respaldo de una petición mundial de más de dos millones de firmas.
En medio de una crisis mundial, de la que Cuba no se salva, acudimos con más asiduidad a esta exquisita receta y agradecemos su rol en la vida social del cubano y que haya llegado para hacerse nuestra y peculiar. De que se siga transmitiendo de generación en generación nos encargamos nosotros, contemos con los recursos que contemos, pero lo cierto es que este rico arte culinario debe trascender.