Sagua La Grande

La historia que llevamos en el alma

La ciudad, fundada oficialmente el 8 de diciembre de 1812 por Don Juan Caballero, nació de las aguas y los sueños. Aquel humilde embarcadero de maderas que fue su cuna representa la esencia de lo que es su gente: un pueblo que sabe transformar lo sencillo en extraordinario. Su nombre, heredado de la voz aruaca «Cagua», recuerda cada día que son hijos de un río que ha sido testigo de su devenir, ese mismo río cuyo fluir regala el orgulloso título de «La Villa del Undoso».

Su historia está marcada por el sello de la vanguardia y el progreso. Bajo la visión del Teniente Gobernador Joaquín Fernández Casariero, se demostró al mundo entero que en Sagua se gestaban las grandes obras: se construyó el primer alcantarillado de Cuba en 1853, se unieron las costas de la isla con el ferrocarril y el puerto locales, y se fue pionero en educación laica, comunicaciones y cultura. Estas no son simples anécdotas del pasado, son las bases sobre las que se sostiene el orgullo colectivo.

Ese espíritu innovador quedó grabado en las piedras del centro histórico, declarado Monumento Nacional.

Sus edificios, como el Palacio del Conde de Casa Moré y el Casino Español, no son solo estructuras hermosas; son testigos silenciosos de su grandeza. Y cuando se mira hacia el mundo y se ve que en cada rincón se reconoce el genio de Wifredo Lam, o se escucha la voz inconfundible de Antonio Machín, se siente ese latido de pertenencia que une a todos los sagüeros.

Es la tierra que dio al mundo no solo artistas, sino también científicos como Concepción Campa, intelectuales como Jorge Mañach y héroes que lucharon por un país mejor. Es el eco de las huelgas que definieron su carácter, el ritmo de los danzones en la Casa de Cultura, la alegría de los carnavales y la tradición viva de los guateques campesinos.

Esta es nuestra Sagua, la que late en todos dondequiera que estén. La que recuerda que se lleva en la sangre el fluir del Undoso, la fuerza de los antepasados y la promesa de un futuro que seguirá construyéndose con el mismo amor y orgullo que han definido nuestra historia. Porque ser saguero no es solo haber nacido aquí, es llevar en el alma la esencia indomable de esta tierra que se hizo grande por la voluntad de su gente.