¿Cómo atrapar en el reducido espacio de escasas letras el homenaje justo o, tal vez, digno de quien fue palabra certera y eficaz, sonido retumbante y conmovedor, imagen imborrable?

Cuando la magnificencia es tan grande las palabras no alcanzan. Cada intento parece ser insuficiente, vano, incompleto.

Fidel fue tanto Fidel que desborda letras, lienzos ycanciones. Fidel fue tan grande que, a seis años de su muerte, hace trastocar las palabras, los pinceles temen no retratar su temple y las voces tiemblan.

Seis años ya, y la misma pasión nos envuelve, a todos: los agradecidos y los que no lo son tanto, porque el mundo entero habla todavía con pasión de Fidel. Pasión eufórica muchas veces, otras ignominiosa, pero pasión al fin, porque dio de qué hablar y cuando un hombre es tantas veces nombrado, ya sea por el nombre o por el apellido, es porque caló profundo en el alma.

De su arrojo se sabe de sobra, desde el liderar un movimiento estudiantil, luego uno social y hasta lograr una Revolución. De su ejemplaridad constan los combates y, más que los combates, aquel Girón en que venció al imperialismo a la cabeza de un cañón de guerra. De su perseverancia pueden hablar Elián o los Cinco. De su humanidad puede dar cuentas un pueblo entero que se hizo grande gracias a Fidel.

Fidel hizo a Cuba gigante, irredenta, soberana. Fidel, donde quiera que se nombre es Cuba, en cada causa por la que luchamos y vencemos, en cada deportista que gana una medalla, en cada médico que salva una vida en el mundo, en cada profesional que aporta a la ciencia universal.

Fidel es Cuba desde el 59 y cada día luego de ese 1 de enero victorioso. Por eso Cuba es y siempre será Fidel.