miércoles, marzo 19, 2025
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Sensibilidad y humanismo de un médico de la familia saguera

Por: Bárbara Fortes Moya

A los pacientes, hay que darles ánimo es importante, porque ayuda a que se sientan mejor, y sea efectivo el tratamiento, son las primeras palabras del doctor sagüero Julio César Flores, médico de la familia, es afable y muy conversador.

Graduado de Medicina General Integral (MGG), en 1992 en la Universidad Médica de Villa Clara, realizó su servicio social en el municipio de Quemado de Guines. «Me inspire por mi hermano, que también ejerce la Medicina,» expresa con orgullo.

Con el ansia de superación recibió en 2027 un diplomado de Medicina interna. Asume los servicios en los consultorios del área de salud y Cuerpo de Guardia del policlínico Mario A Pérez de Sagua la Grande.

De su desempeño en el consultorio 6 de la referida área de Salud, opina la licenciada en Enfermería Cristina Ramos, «se esfuerza al máximo, tiene un trato excelente y es muy buena persona, todos lo queremos».

Una mirada a su andar en tierras venezolanas.

En 2002 cumplió misión en el estado Yaracui, intrincada zona de difícil acceso, recuerda que se instaló en casas de familia.»Nos profesaban un inmenso cariño, en cualquier lugar consultábamos, y hasta canalizar venas pude hacer pues no teníamos enfermeros, pero apliqué los conocimientos aprendidos en la carrera.

Un año estuve compartiendo con los hermanos venezolanos, al mismo tiempo que la primera brigada de la misión Milagro». Inolvidable ese tiempo…

«En mi vida profesional y personal, influyó mucho la colaboración en Venezuela porque aprendí a estar en contacto con personas muy nobles y agradecida y me ayudó a crecer como ser humano. En esos lugares había clínicas privadas, muchos médicos, pero no atendían a pobres, en esas zonas apartadas del país».

Afirma que siempre es y seguirá siendo médico para ayudar a las personas que lo necesiten.

Algún mensaje a los que se inician en esta profesión de tanta entrega «A los jóvenes, les digo que estudien, busquen experiencias de los mayores y se esfuercen y no pierdan el ánimo, ya tengo mis añitos y no me detengo», dice sonriendo el Dr. Flores, que como su apellido, florece cada día e irradia más luz y colores a la vida.

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