Que a una ardiente tarde de verano llegaran repentinamente frescos vientos y dejara de escucharse el revoloteo de los abanicos para dar paso a la risa y los aplausos, resultó posible gracias al encanto de los poetas del Club del Poste, de Santa Clara.
De gira por Villa Clara, y poniendo cierre en Sagua la Grande, Ricardo Riverón, Yamir Díaz y José Luis Mederos (Veleta) compartieron jocosas décimas dedicadas a importantes figuras de la cultura sagüera.
A los fallecidos Conrado Morales y José Luis Pérez Machado llegaron las primeras composiciones que se completaron con las dedicadas a Pablo López (Pablito el rumbero), Antonio Fulgueiras, Mercedes Valdés, Enrique Rodríguez (Bombillo), Blanca Blanche, entre otras.
La brisa casi convertida en ciclón sopló en cada intervención del poeta repentista José Manuel Silverio que entre sus números ofreció las Maldiciones de un chiquillo enamorado.
Con su estilo de cantar contando una historia, esta vez con la clásica frescura de la picaresca cubana, llegó al ojo del huracán Yatsel Rodríguez, integrante de La trovuntivitis.
El recién estrenado Café literario de la librería La Edad de Oro, de la Villa del Undoso no pudo recibir mejores invitados para aliviar este caluroso agosto. Bien por el Club del Poste, por ellos solté mi abanico.
