🎧 📸 En sana salud, no se piensa en el ataúd

Por: Lisandra González Machado

Hay un dicho que reza: “En sana salud, no se piensa en el ataúd”. Hay que ver que la sabiduría popular es grande. Nada más cierto. Es que, si en vida, nos ponemos a pensar en el féretro que será salvaguarda de nuestros restos mortales, al menos de esos con los que contamos aquí, ahí mismo seremos fuertes candidatos a un ICTUS cerebral.

Muy a mi pesar, la última vez que acompañé en su dolor a un conocido en la funeraria municipal de Sagua la Grande, por mucho que la emoción de la despedida final, esa dónde se reúne la familia para ver el rostro por última vez, fuera muy sentida, de tantísimo llanto y ¿por qués?, que nadie responde, lo escatológico de un martillo golpeando las puntillas para evitar que la caja se abriera, me impedía sobrecogerme con el momento.

Así fue, la familia rodeaba al difunto, todos lloraban, se abrazaban, y un grupo de trabajadores afanados con martillo, puntillas en mano y cara de desconfiados, golpeteaban una y otra vez el féretro para impedir que en su traslado, pues, el cuerpo se viera comprometido.

No es un chiste, no sería capaz, es la nota discordante de un tema tan sumamente serio y sensible. Hablando en Plata, juro que aquella vez, entre tabla y tabla, se veía la prominencia de un talón de Aquiles, solamente sostenido por una pobre tela, con la que no osaría comparar al raso.

¿Cuándo mejorarán la calidad de los féretros para nuestros muertos? Ya el hecho de morir, de enfrentar la muerte y lo que ello conlleva es doloroso y frustrante, pero ver que la última morada de tu ser amado cuenta con tan poca atención, es indignante.

Sin ánimo de ofender a nadie, los servicios funerarios en Cuba son administrados por el Estado, por lo tanto, debe velar o exigir sarcófagos, al menos, medianamente decentes. Sabemos que el mejor, el de calidad, no va a revivir a nadie, pero cuatro tablas verdes, con economía de puntillas, semiforrado y casi sin forma rectangular, es un insulto a la vida, los esfuerzos, la entrega, el amor que dio ese, que se fue.

Como el tema es fuerte y debe ser dosificado, solo dejaré en el aire el reclamo de féretros, que se les pueda llamar como tal y no requieran de vulneraciones al fallecido ni a la familia.

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