✍️Por: Bárbara Fortes Moya
Los niños merecen una infancia segura y feliz, con acceso a la educación. En la sociedad cada ciudadano tiene un papel que desempeñar en la lucha por erradicar esta injusticia en el mundo. Es una realidad que afecta a más de 160 millones de niñas y niños en todo el mundo. Ninguno es cubano.
Lejos de disminuir, el trabajo infantil ha aumentado en los últimos años, especialmente en contextos de pobreza, crisis humanitarias y falta de acceso a la educación.
La licenciada Glesda Torres, fiscal del municipio de Sagua la Grande, representante de la comisión de atención a menores, se trabaja seriamente por eliminar cualquier actitud negativa que lastre los objetivos de tan hermoso propósito y se discute con familias disfuncionales la obligatoriedad de la asistencia a la escuela de los niños, principal deber que tienen que hacer cumplir los padres.
El Apóstol de Cuba, José Martí, sentenció : «Los niños son la esperanza del mundo.» En nuestro país se cumplen los derechos infantiles y es un orgullo para todos. Además la Convención sobre los Derechos del Niño de es de obligatorio cumplimiento por parte de la comunidad mundial. Tristemente, en otras regiones del mundo no se observan estos principios en muchos menores de edad.
Los principios de la Convención son entre otros: El Derecho a estar entre los primeros en recibir ayuda en cualquier circunstancia, a la protección contra cualquier forma de abandono, crueldad y explotación, a la igualdad, sin distinción de raza, religión, idioma, nacionalidad, sexo, opinión política así como a la comprensión y al amor de los padres y de la sociedad y a una educación gratuita.